La segunda presentación de Brasil invitaba al optimismo. Se esperaba que ante un rival notoriamente inferior pudiera desplegar y concretar todo aquello que el duelo de la primera fecha les había negado. Pero entre su propia impericia, las salvadas providenciales de la defensa costarricense y las manos de Keylos Navas, el Scratch estuvo cerca de quedarse otra vez sin los tres puntos. El alivio llegó tras dos minutos de descuento, cuando Coutinho venció una resistencia que parecía infranqueable. El segundo llegó por parte de Neymar, quien marcó el gol más tardío en una Copa (sin contar tiempos suplementarios). El astro del PSG tuvo un partido complicado, donde se la pasó más peleando con el árbitro (que estuvo muy atento a no dejar que le maneje el partido) que desnivelando.
Si bien el dominio brasileño fue indiscutible, los ticos intentaron una salida prolija (cuando pudieron) y tocaron con criterio para intentar asustar. Más de una vez desplegaron los laterales e intentaron forzar algunos ataques, aunque sin profundizar demasiado. Fue derrota dignísima de los centroamericanos, que jugaron contra un rival inmensamente superior y casi se llevan un premio.
El siguiente turno tuvo un duelo más visto en Argentina que en cualquier otro lugar del mundo. Nigeria derrotó a Islandia y revivió considerablemente las chances de los dirigidos por Sampaoli de meterse en octavos de final.
Aunque amagaron de entrada con algunos ataques, los europeos pronto se desinflaron y evidenciaron que no tenían muchos más libretos que la defensa rocosa aplicada ante el combinado nacional. Cuando tuvieron que ir a buscar ostentando una iniciativa, se les complicó. Tras la carga inicial, los africanos comenzaron a emparejar el trámite. Desordenados y rústicos, tuvieron en Musa su cuota de creatividad y desnivel. Hablamos de un jugador claramente muy por encima de la media del equipo, y autor de un doblete en la derrota de su selección ante la de Sabella en 2014.
En el complemento, de arranque Musa desniveló a los cuatro minutos. Esto expuso más aún la falta de ideas de los nórdicos, que sufrían atrás y no eran fuertes arriba. Tras varios intentos, fue el mismo delantero quien convirtió por segunda vez y aplicó el golpe de nocaut. Más allá del VAR y el penal que pateó Sigurdsson, la cosa no cambió. La ejecución se fue a las nubes y permitió el alivio compartido de argentinos y nigerianos. Ahora, ambos definirán mano a mano sus chances.
En el cierre del día, Suiza se convirtió en el primer equipo capaz de dar vuelta un resultado en esta competición. Empezó perdiendo ante Serbia, que a los cinco minutos ya iba arriba con gol de Mitrovic de cabeza. Ni siquiera hubo tiempo de saber si era justo o no. Los balcánicos siguieron atacando, ante la impotencia helvética para poder salir del asedio con claridad. Pero cuando los dirigidos por Petkovic aceleraron, empezaron a lograr un repliegue de los serbios, que empezaron a pegar.
En el complemento, Xakha puso el empate a los siete minutos, tras un tiro de Shaqiri. Los de rojo seguían yendo y yendo, pero sin poder quebrar la línea defensiva del equipo de Krstajic, que especulaba meramente con salir de contra. A diferencia de lo que ocurre ante esta clase de situaciones (donde el que se tira atrás consigue con éxito su objetivo), Suiza tuvo premio: sobre la hora, una contra permitió que el propio Shaqiri se fuera solo desde la mitad de la cancha y definiera mano a mano contra Stojkovic. Al igual que su compañero, festejó haciendo el "águila albanesa", algo que le puede costar una suspensión. Tras semejante proeza, parece poco probable que le importe.
Así se terminó un día donde Brasil y Argentina (sin jugar) sufrieron hasta el final antes de que sus caminos se enderezaran. Agonía nao tem fin.
Si bien el dominio brasileño fue indiscutible, los ticos intentaron una salida prolija (cuando pudieron) y tocaron con criterio para intentar asustar. Más de una vez desplegaron los laterales e intentaron forzar algunos ataques, aunque sin profundizar demasiado. Fue derrota dignísima de los centroamericanos, que jugaron contra un rival inmensamente superior y casi se llevan un premio.
El siguiente turno tuvo un duelo más visto en Argentina que en cualquier otro lugar del mundo. Nigeria derrotó a Islandia y revivió considerablemente las chances de los dirigidos por Sampaoli de meterse en octavos de final.
Aunque amagaron de entrada con algunos ataques, los europeos pronto se desinflaron y evidenciaron que no tenían muchos más libretos que la defensa rocosa aplicada ante el combinado nacional. Cuando tuvieron que ir a buscar ostentando una iniciativa, se les complicó. Tras la carga inicial, los africanos comenzaron a emparejar el trámite. Desordenados y rústicos, tuvieron en Musa su cuota de creatividad y desnivel. Hablamos de un jugador claramente muy por encima de la media del equipo, y autor de un doblete en la derrota de su selección ante la de Sabella en 2014.
En el complemento, de arranque Musa desniveló a los cuatro minutos. Esto expuso más aún la falta de ideas de los nórdicos, que sufrían atrás y no eran fuertes arriba. Tras varios intentos, fue el mismo delantero quien convirtió por segunda vez y aplicó el golpe de nocaut. Más allá del VAR y el penal que pateó Sigurdsson, la cosa no cambió. La ejecución se fue a las nubes y permitió el alivio compartido de argentinos y nigerianos. Ahora, ambos definirán mano a mano sus chances.
En el cierre del día, Suiza se convirtió en el primer equipo capaz de dar vuelta un resultado en esta competición. Empezó perdiendo ante Serbia, que a los cinco minutos ya iba arriba con gol de Mitrovic de cabeza. Ni siquiera hubo tiempo de saber si era justo o no. Los balcánicos siguieron atacando, ante la impotencia helvética para poder salir del asedio con claridad. Pero cuando los dirigidos por Petkovic aceleraron, empezaron a lograr un repliegue de los serbios, que empezaron a pegar.
En el complemento, Xakha puso el empate a los siete minutos, tras un tiro de Shaqiri. Los de rojo seguían yendo y yendo, pero sin poder quebrar la línea defensiva del equipo de Krstajic, que especulaba meramente con salir de contra. A diferencia de lo que ocurre ante esta clase de situaciones (donde el que se tira atrás consigue con éxito su objetivo), Suiza tuvo premio: sobre la hora, una contra permitió que el propio Shaqiri se fuera solo desde la mitad de la cancha y definiera mano a mano contra Stojkovic. Al igual que su compañero, festejó haciendo el "águila albanesa", algo que le puede costar una suspensión. Tras semejante proeza, parece poco probable que le importe.
Así se terminó un día donde Brasil y Argentina (sin jugar) sufrieron hasta el final antes de que sus caminos se enderezaran. Agonía nao tem fin.
Comentarios