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Rusia 2018: Día 2 - Soy ley (enda)

En la segunda jornada de la Copa empezó la acción intensa: tres partidos con matices muy diferentes. Abrieron la jornada Uruguay, candidato a avanzar bastante en la Copa, y Egipto, con la incógnita de Salah en el banco.

El equipo de Tabárez, habitualmente incómodo ante la premisa de ser protagonista, pudo tener varias de las mejores chances. Movió la pelota, aunque la cadencia de Bentancur y la impericia de Suárez para definir le estaban costando muy caro. Pese al enorme esfuerzo de Cavani, siempre dispuesto al trabajo sucio, no parecían poder quebrar el orden del equipo de Cúper. Respecto a los africanos, sólo se pudo ver un equipo limitado pero eficaz, que con la estrella del Liverpool podría tener alguna aspiración de alcanzar los octavos. Sin él, parece utópico.



Tan complicado estaba Uruguay que hasta Godín debió irse para arriba a encabezar varios ataques, función que no domina pero puede desarrollar con el empuje de su liderazgo. El central del Atlético lo tuvo de cabeza y estuvo cerca. Cuando el problema no era ineficacia de los celestes, aparecía Mohamed El Shenawi, arquero egipcio de gran rendimiento y partido inspirado.

Cuando entraron Sánchez y Rodríguez (dos de pasado en el fútbol argentino) se vio una mejoría, que no era suficiente. En la agonía, un centro del ex River fue cabeceado por José María Giménez y desató la euforia. Los sudamericanos se lo llevaron sufriendo, fieles a su estilo. Ahora, se acomodan para cumplir el primero de sus objetivos: ganar el grupo A.

Luego dio inicio el grupo B, con los dos partenaires: Marruecos e Irán. En el duelo entre países musulmanes, los primeros fueron quienes tomaron el protagonismo. Por nombres y por manejo de la pelota, parecían destinados a llevarse el partido, en caso que alguno consiguiera meter un gol. Chocaron contra el juego cerrado y trabado del equipo de Queiroz, que no apuntaba más que a cerrar los caminos y ensuciar el desarrollo. Difícil culparlos por eso, ya que no tienen mucho material. Ni siquiera un Benatia o un Harit que exhibían sus rivales.



Después de varios intentos (tenues, porque el dominio no fue abrumador) de los africanos, la última bola quiso que se lo llevaran los asiáticos.  Bouhaddouz puso pésimamente la cabeza en el minuto 94 y decretó el triunfo iraní con un gol en contra. No faltarán quienes digan que estas cuestiones forman parte de "lo maravillosamente impredecible del fútbol". Bien podríamos reducirlo a los cánones del azar. Fue 1-0 y ahora a ambos les espera lo más complicado: enfrentar a las dos potencias que completan el cuadro.

Esos dos colosos se enfrentaron en el último turno. Portugal y España se cruzaron a sabiendas que buena parte de sus futuros se ponía en juego en el duelo entre ambos. Pegó primero Ronaldo (que es lo mismo que decir Portugal) fabricando un penal menor y convirtiéndolo. Diego Costa, habitualmente cuestionado por no encajar del todo en el engranaje español, empató en una jugada a pura maña individual. Ahí creció el equipo campeón de 2010 y empezó a desplegar su juego. Los lusos llegaban tarde y no tenían herramientas anímicas (como sí mostraron en ventaja) para imponerse. Pero Cristiano no depende de un armado para imponerse y con ayuda de De Gea, puso el 2-1 antes del entretiempo.



En el complemento Diego Costa volvió a mostrar dosis de jerarquía y empató, dando paso a un rápido 3-2, que llegó imprevistamente con un golazo del ahora lateral Nacho. Los hispanos volvieron a mover la pelota a su antojo. Sin la eficiencia de otras veces, pero con un control de la situación que hacía presuponer que estaban fuera de peligro, luego de varios sofocones. Pero sobre el final, la bestia negra que había generado zozobra antes, forzó un tiro libre. Midió bien la distancia y disparó certeramente. Triplete del nacido en Madeira, quien había marcado sólo un gol en cada uno de sus primeros tres mundiales. Hoy, ante la vista de quienes habitualmente son sus seguidores (y muchos de sus compañeros en cancha) dio una muestra de carácter. Se cargó el equipo al hombro y como pocas veces se ha visto, le hizo partido casi en soledad a una selección de las que son buenas en serio. La ley la impuso CR7.

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