Año Segundo
Edición Décimotercera.
"Dejar el chupete y la mamadera implica separarse de algo que quiere mucho, de algo que lo acompaña de algo que le genera mucho placer. El chupetear es una actividad imprescindible para el desarrollo psíquico de los bebes en los primeros tiempos de la vida"
Eso dicen los especialistas a la hora de referirse del difícil trabajo que es para un infante desprenderse de su más placentera costumbre. También dicen que ésta actividad suele darse dentro del primer año de vida.
Diego Maradona lleva apenas un año de sus cuarenta y ocho de vida a cargo de la selección. Lleva unos treinta y trés siendo un personaje público y aproximadamente veintitrés siendo un Dios.
Durante gran parte de ese tiempo, ha convivido con toda clase de periodistas. Aquéllos que han mamado de él y de sus proezas. Otros que se la chuparon, y chuparon todo lo que él les dijera. Otros agradecidos que rechazaron el convite y evitaron darle todos los gustos, como a los nenes malcriados.
Desde que es técnico de la selección, los mamones han sido mayoría, para luego ir mutando sistemáticamente cual panqueques, a excepción de unos cuantos que rozan la obsecuencia (no debida). Mientras tanto, unos pocos resisten estoicamente la tentación de ser "uno más" y se mantienen críticos e indulgentes, según corresponda.
Luego de consumar la aparente hazaña de clasificar a la selección al Mundial, el astro argentino apeló (sutilezas al margen) a recordar "a todos aquellos que me mataron", poniendo en la misma bolsa tanto a quienes abusaron de la mala leche como a aquéllos que osaron bajarlo del pedestal y juzgarlo en la categoría de los mortales.
Tan enceguecido está Maradona que dispara y dispara ante periodistas y curiosos. Tanto en cancha como en conferencia de prensa, amenazando a base de caras y gestos con ladrar ante cualquier pregunta inquisidora, tal como por qué hizo cambios defensivos, algo innegable e impensando para una selección nacional.
El ataque ante periodistas (los mala leche, que abundan, y los demás) revela la busqueda de un enemigo como motor que impulse un barco bastante mal rumbeado. No se intenta defender a la patética prensa deportiva nacional, capaz de hacer notas con banderas fotoshopeadas o anunciar a un entrenador de la selección que nunca fué. Se trata de poner en perspectiva las cosas como son: La selección no rinde, no encuentra un funcionamiento acorde ni a la mitad del potencial que tiene y si pretende salir a flote a base de conflíctos, nada tiene que envidiarle a la selección cabuléra de su antecesor. Parece que buscar enemigos y detractores es una cábala.
Al cabuléro anterior los jugadores no le respondieron. Ahora tampoco parecen muy convencidos. Mezcla de desidia y de falta de credibilidad en quien lleva el equipo. ¿Les dirá Maradona a sus jugadores que se la mamen por no confiar en él? La falta de autocrítica es alarmante. El nene se pone caprichoso y nadie se atreve a sacarle la mamadera.
"Si nuestro hijo no puede dejar el chupete o el dedo y lo vemos absorto en el chupeteo, actitud que lo lleva a apartarse del mundo, del vínculo con los otros o del juego es conveniente consultar (lo mismo vale para la mamadera)."
Es hora de que Maradona deje de escuchar a aquéllos mamones y a los que viven de chupar sus éxitos para comenzar a consultar a aquéllos que creen conveniente abandonar la mamadera. Solo así se empieza a crecer.
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